Se debe llenar de agua, hasta la mitad del skimmer. Se debe realizar una cloración de choque, que consiste en realizar una supercloración para matar las cloraminas y bacterias que pueden proceder de la red de agua. Este proceso a veces es también necesario durante el verano, si ha habido lluvias, mucho calor, o una gran afluencia de bañistas. Nunca realizarla si se va a mantener la piscina tapada con una manta cobertora.

El nivel de ph debe estar entre los 7.2 y 7.6; midiéndolo con comprobadores. Si no se está en ese nivel, se añadirán reactivos los específicos recomendados. Mantener unos niveles adecuados de ph es importante ya que evitará problemas como el escozor de ojos o picores.

Se deben añadir al comienzo de la temporada algicidas, evitando así la presencia de estos organismos vegetales en la piscina. Son peligrosos ya que, además de dar un aspecto verdoso al líquido, son un foco importante de hongos y bacterias. Es más fácil prevenir la presencia de algas, ya que es más complicado eliminarlas. Se conseguirá corrigiendo el ph y con un tratamiento con cloro con efectos de arranque.

Si el agua de la piscina está turbia nada más llenarla, se filtrará durante 24 horas. Después, debe lavarse el filtro a contracorriente. Si está muy sucio si no se ha limpiado el filtro en los últimos 6 meses se puede usar un limpiador de filtros. A continuación se añaden los productos químicos necesarios para la correcta salubridad de la piscina.

Se debe filtrar un mínimo de ocho horas diarias, pasando el limpiafondos dos o tres veces a la semana aunque no se esté utilizando la piscina. Si un día hay más bañistas de lo normal, se aumentará el tiempo de filtración. Hay que vigilar que las boquillas de impulsión estén orientadas hacia abajo y hacia la toma de fondo para mejorar la circulación del agua.